El boxeo está de luto con la muerte de Angelo Dundee, considerado uno de los embajadores de este deporte, una figura de mucha integridad y para muchos el más grande entrenador de todos los tiempos que ayudó a ser campeones mundiales a 16 boxeadores, entre los que sobresalen Muhammad Ali y Ray “Sugar’’ Leonard.
Además de Ali y Leonard, Dundee llevó las riendas de otros excelentes campeones como Carmen Basilio, Willie Pastrano, Jimmy Ellis, George Foreman y los cubanos José “Mantequilla’’ Nápoles y Luis Manuel Rodríguez.
Su verdadero nombre fue Angelo Mirena. Nació el 30 de agosto de 1921, en Filadelfia, Pennsylvania. Viajó a Nueva York en la década del 40 donde se inició como entrenador asimilando las estrategias y aprendiendo la importancia de la motivación en el mítico Gimnasio Stillman al lado de leyendas de las esquinas como Charlie Goldman, Ray Arcel y Chickie Ferrera.
Más tarde se trasladó a Miami Beach cuando su hermano Chris Dundee le pidió que se le uniera para abrir el gimnasio “Fifth Street’’, construido en 1952 en Washington Avenue y la Quinta Calle. Este gimnasio cerró a principios de los años 90, pero fue reabierto en el 2010 en el mismo lugar. A esta apertura asistieron Dundee y Ali.
“Angelo Dundee dedicó toda su vida al pugilismo, ha sido el más grande entrenador de la historia y fue un ser humano excepcional’’, indicó Ramiro Ortiz, promotor e historiador de boxeo. “El le tenía un enorme afecto a Cuba y a sus boxeadores, a tal extremo que antes de 1959 ayudó a Cuco Conde llevando boxeadores a carteleras que se celebraban en La Habana y una vez dijo que Ali había aprendido mucho del estilo y la técnica de Luis Manuel Rodríguez’’.
En 1955, cuando Ray “Sugar’’ Robinson subió a la división mediana, Dundee ayudó a Basilio a conquistar la faja welter al derrotar a Tony De Marco, el 10 de junio. Aunque Basilio fue el primer campeón mundial que entrenó Dundee, su gran reconocimiento llegó el 25 de febrero de 1964 en la pelea donde el entonces joven Cassius Clay le arrebató la corona de los completos a Sonny Liston, en el Centro de Convenciones de Miami Beach.
Dundee comenzó a entrenar a Clay cuando éste pasó al profesionalismo luego de ganar el cinturón semicompleto de los Juegos Olímpicos en Roma 1960. En él encontró un enorme talento que lo supo pulir hasta convertirlo en uno de los grandes boxeadores de la historia. Con las apuestas 10-1 favorable a Liston, el joven Clay conquistó su primera corona venciendo a Liston. Dundee se mantuvo al lado del campeón en la revancha por nocaut ante Liston y en casi todos sus combates cuando cambió su nombre por Ali, incluyendo peleas con Archie Moore, Floyd Patterson, tres épicas batallas con Joe Frazier, Ken Norton, Jerry Quarry, Oscar Bonavena, Leon Spinks y el combate llamado “The Rumble in the Jungle’’ en Zaire, ante George Foreman.
Luego del retiro de Ali, Dundee vio una futura estrella en Ray “Sugar’’ Leonard, a quien le llamó “una pequeña versión de Alí’’. Fue su entrenador en sus grandes peleas, una con el boricua Wilfredo Bénitez, tres con el panameño Roberto Durán, dos con el pegador Thomas Hearns y una con el entonces invencible peso mediano, Marvin “La Maravilla’’ Hagler.
Durante el primer combate por la unificación del cetro mundial de las 147 libras entre Leonard y Hearns en 1981, Dundee conociendo que su pupilo estaba perdiendo por puntos buscó motivarlo cuando momentos antes de iniciar el decimotercer asalto le gritó dos veces en su esquina la famosa frase: ¡Tú estás perdiendo esta pelea! Leonard, con un ojo casi cerrado, reaccionó ante esas palabras para vestirse de gloria y ganar el pleito en el round 14 por KO técnico.
“Angelo Dundee dejó un legado especial para el deporte de los puños. Tuve la suerte y el honor de aprender mucho de él cuando entrené boxeadores a su lado y cada vez que conversaba con ese hombre me parecía que lo hacía con una biblia’’, dijo Roberto Quesada, veterano entrenador del boxeo profesional.
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