Al menos, en lo estadístico, Wladimir Klitschko puede sentirse entre los mejores pesados de todos los tiempos. Ayer, en el Esprit Arena de Düsseldorf, GKOT4 al francés Jean-Marc Mormeck y sumó su 50º triunfo antes del límite, marca a la que sólo habían llegado tres monarcas pesados: George Foreman (68 ko), Joe Louis (52 ko) y Jack Dempsey (51 ko). Pero si se consideran los méritos boxísticos, el europeo está a años luz de los mejores.
Wladimir (57-3, 50 ko y 3 pko) tuvo un entrenamiento público ante el francés Jean-Marc Mormeck (36-5, 22 ko y 3 pko), un ex campeón de los cruceros que nunca pudo resolver la diferencia de talla (Klitschko mide 1,98 metro contra 1,81 del galo), peso (111 kg para el campeón contra 98 kg del retador) y juventud (el ucraniano cumplirá 36 años el próximo domingo 25; el francés soplará 40 velitas en junio).
Con el primer golpe serio del combate, un derechazo largo cuando iba 1m40s del segundo round, Klitschko (favorito 100-1 en algunas agencias on-line) mandó a la lona a su retador, que llevaba 15 meses sin pelear. Tras una tercera vuelta anodina, en la cuarta, un macizo 1-2 volvió a derribar al galo y el árbitro puertorriqueño Luis Pabón decretó el nocaut técnico.
Así, el Dr. K (tiene título universitario en ciencias deportivas), defendió por 11ª oportunidad el cinturón de la FIB que obtuvo ante el yanqui Chris Byrd en el 2006, retuvo por 7ª vez el de la OMB que le quitó al ruso Sultan Ibragimov en el 2008, y por primera vez el cetro de la AMB que le ganó al inglés David Haye en su última presentación, en julio último. Para aumentar el oropel vacuo, también expuso el cinturón de la inexistente IBO. Mientras continúe esta falta de talentos, el tráfico de carne humana les permitirá a Wlad y a su hermano mayor Vitali (monarca del CMB) seguir noqueando sin brillar.
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